Se vota en la gran potencia regional (México) junto con Brasil, en las dos economías más dinámicas de la región (Panamá y República Dominicana), en el caso paradigmático de estabilidad política y social que es Uruguay y en dos países que han tomado senderos diferentes al resto de la región. Además, habrá comicios locales en Costa Rica y Chile.
Supone el final del llamado “superciclo electoral” en la región que comenzó tras la pandemia, en 2021, y que ha supuesto que todos los países latinoamericanos, salvo Bolivia, renueven o ratifiquen a sus gobiernos.
El superciclo electoral 2021-2024 es el conjunto de elecciones que tienen lugar en un periodo de cuatro años, en que 17 países de América Latina (con excepción de Bolivia) celebrarán o celebraron elecciones presidenciales y legislativas, subnacionales y locales, con las que se renovarán o confirmarán las autoridades políticas de esos países y sus efectos en la reconfiguración del mapa político latinoamericano.
Se trata de unas elecciones las de 2024 que se desarrollan en un contexto de bajo crecimiento económico que ha extendido el malestar hacia los gobiernos lo que explica que desde 2018 y con la excepción de Paraguay en 2018 y 2023 ningún oficialismo haya ganado ninguna elección en Latinoamérica.
La región no vive tanto un nuevo giro a la izquierda (2021-22) o la derecha (2022-23) sino una “reacción pendular del electorado latinoamericano (que) no tiene que ver necesariamente con giros ideológicos, sino más bien con el voto de castigo al Gobierno de turno por un desempeño mediocre que una mayoría circunstancial rechaza”, explica José Miguel Vivanco, del Council on Foreign Relations de Estados Unidos.
En 2024, sin embargo, ese voto de castigo a los oficialismos no se va a dar en todos los casos y se perfilan victorias oficialistas, al menos, en El Salvador, República Dominicana y México.
ELECCIONES EL SALVADOR (febrero)
Todo apunta a que en 2024 Nayib Bukele será reelegido sin problemas en las elecciones presidenciales del 4 de febrero. En El Salvador, Bukele goza de una popularidad del 90%, más que cualquier otro presidente de la región.
Esto se traduce electoralmente en que nueve de cada diez salvadoreños votaría por el presidente Nayib Bukele según una encuesta de CID Gallup. El segundo lugar lo ocupa el candidato Joel Sánchez del partido derechista Alianza Republicana Nacionalista (Arena) con 3% de la intención de voto, seguido de Manuel Flores del izquierdista Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) con un 2%.
Bukele ha sorteado la imposibilidad constitucional de ir a la reelección dejando el cargo de presidente en manos de Claudia Juana Rodríguez de Guevara, su secretaria privada. La oposición considera que esta elección fue ilegal ya que se la nombró sin seguir los procedimientos: se hizo mientras se encuentra en campaña electoral.
Bukele se ampara para ir a la reelección en la resolución del 3 de septiembre de 2021 de la Sala Constitucional que interpretó el artículo 152 de la Constitución -que prohíbe la reelección- y abrió la puerta a que Bukele se inscribiera como candidato para un segundo periodo consecutivo. Los magistrados de este órgano habían sido nombrados el 1 de mayo por la Asamblea Legislativa en la que ya tenía mayoría absoluta Nuevas Ideas, el partido con el que Bukele gobierna El Salvador desde 2019.
En el fallo, los jueces de la Sala de lo Constitucional señalaron que la prohibición de la reelección inmediata contemplada en la Carta Magna era para un gobernante que haya estado en el poder por 10 años. Hasta entonces, según el artículo 152 de la Constitución, los presidentes que llevaban cinco años en el poder (como será el caso de Bukele en 2024) no podían renovarlo para un periodo inmediato. Tras conocerse esa decisión, el Tribunal Supremo Electoral (TSE) anunció que acataría la orden de la Sala de lo Constitucional con la única condición de que el presidente renunciara seis meses antes del mandato.
Bukele se enfrenta a una oposición debilitada y fragmentada que no ha conseguido conformar un frente único antibukelista. Al final son cinco candidatos no oficialistas los que buscarán forzar al menos una segunda vuelta: un candidato de la sociedad civil como Luis Parada, dos de los partidos tradicionales como Manuel ‘el Chino’ Flores, del FMLN y Joel Sánchez (Arena) y dos de fuerzas pequeñas como Rafael ‘Lito’ Montalvo, Fuerza Solidaria, o Marina Murillo (Fraternidad Patriota Salvadoreña).
La encuesta de la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas, publicada el 6 de diciembre, le otorgó a Bukele un 61,7 por ciento de intención de voto, mientras que los cinco candidatos a la presidencia por la oposición no alcanzaron ni el diez por ciento juntos. Los otrora partidos dominantes de la posguerra, la exguerrilla del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional y la derechista Alianza Republicana Nacionalista, obtendrían apenas 2,6 por ciento y 1,5 por ciento, respectivamente.
Bukele llegó al poder en 2019 tras ganar las elecciones de ese año de forma contundente (imponiéndose en primera vuelta con el 53% frente al 31% de su principal rival) lo que dejó muy debilitados a los dos partidos que gobernaron el país desde 1989, ARENA -centroderecha- y el FMLN -izquierda-. Un triunfo que completaría en 2021 obteniendo la mayoría absoluta en el legislativo.
Bukele ha resuelto, al menos en el corto plazo, la principal preocupación que agobiaba a la población, la inseguridad. Con ese respaldo institucional obtenido en 2021, ha podido desplegar su política de mano dura contra las maras a través de la aprobación y renovación del estado de excepción. Una herramienta que ha facilitado que más de 70 mil mareros sean internados en cárceles del país y que los niveles de inseguridad caigan significativamente lo cual está detrás de ese amplio respaldo social a Bukele.
Las tasas de crímenes y homicidios por cada 100.000 habitantes se han desplomado: ha pasado de los 106 por cada 100.000 personas en 2015 a los 8 por 100.000 habitantes en 2022.
Además, el gobierno de Bukele ha logrado manejar bien la economía: La bajada del desempleo, el crecimiento del PIB, la caída del déficit y la intensa llegada de turistas son los frutos de esta caída de la criminalidad. El Banco Mundial espera que el PIB avance 2,8% en 2023. A medio plazo, se prevé que el PIB se estabilice por encima de los promedios históricos, gracias al consumo privado, la inversión pública y el turismo.
Un informe de JP Morgan publicado en diciembre vaticina un crecimiento del PIB muy superior al que pronostican desde el Banco Mundial: «Esperamos un crecimiento del 3,9% interanual y del 3,1% en 2023 y 2024″, aseguran desde JP Morgan. El Salvador ha experimentado una fuerte mejora en los últimos años, pasando de un déficit cercano al 10% del PIB en el punto álgido de la pandemia a un déficit estimado del -2% este año. Esto implica que el saldo primario habría pasado de un déficit del 5,7% a un superávit del 2,4% en el mismo período. Esperamos que el déficit fiscal se mantenga muy cerca de sus niveles actuales en 2024».
ELECCIONES REPÚBLICA DOMINICANA (mayo)
República Dominicana celebra elecciones presidenciales en 2024. La primera cita con las urnas será el 18 de febrero de 2024 con los comicios a alcaldías, regidurías, direcciones y vocalías.
El proceso culminará el 19 de mayo con las elecciones presidenciales, senatoriales, diputaciones y de diputados de ultramar. Si en los comicios presidenciales ningún aspirante consigue en primera vuelta los votos necesarios, tendrá lugar una segunda ronda el 30 de junio de ese año.
Tras 4 años de gobierno (2020-24) Abinader aspira a la relección y es el favorito gracias a una gestión que se ha caracterizado por mantener la bonanza económica apoyada, más allá de las remesas, en los sectores estrella, el turismo y las Zonas Francas, que han atraído 4.000 millones de dólares de inversión extranjera directa y más de ocho millones de turistas. El PIB ha crecido al 10,2% en 2021 (efecto rebote postpandemia), al 4,9% en 2022 y se espera que a más del 3% en 2023.
Abinader ganó las primarias celebradas por el Partido Revolucionario Moderno (PRM) con casi el 91% de los votos. Muy por detrás de Abinader se ubicaron los otros precandidatos: Guido Gómez Mazara, quien ha logrado 50.221 votos (5,55%); Ramón Alburquerque, 19.679 (2,18%), y Delia Ortiz, 12.808 (1,42%).
Abinader fue proclamado como el candidato presidencial no solo por el PRM sino por el partido Justicia Social, el cual encabeza el exsenador de Santiago Julio César Valentín, oficiándose así un pacto entre esa entidad política y el Partido Revolucionario Moderno (PRM).
A la Presidencia de la República, los partidos proclamaron además de al presidente Luis Abinader, a Abel Martínez, de la Liberación Dominicana (PLD) y al expresidente Leonel Fernández, por Fuerza del Pueblo. También fueron proclamados Miguel Vargas, por el Revolucionario Dominicano (PRD), Virginia Antares, por Opción Democrática, y María Teresa Cabrera, por Frente Amplio.
La oposición, en especial Leonel Fernández, tratan de debilitar las opciones de Abinader denunciando al gobierno por fallos de gestión en el tema del combate al dengue y fallas en los servicios eléctricos.
-. La República Dominicana ha registrado más de 12.000 casos de dengue y 11 muertes derivadas de esa enfermedad en lo que va del año.
-. El país se ha visto afectado por los reiterados problemas del servicio eléctrico y el incremento de los apagones.
Las encuestas señalan que el presidente Luis Abinader ganaría en primera vuelta las elecciones del 2024 con el 52,9% de los votos seguido de Leonel Fernández, de Fuerza del Pueblo, con un 28,7%, y Abel Martínez, del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), que llegaría a un 16,9%.
De igual forma CID-Gallup apunta a que Luis Abinader ganaría en primera vuelta con el 54% de los votos, superando a Leonel Fernández que recibiría un 29%, Abel Martínez 15% y Miguel Vargas 2%.
ELECCIONES PANAMÁ (mayo)
Panamá celebra elecciones presidenciales en 2024 a una sola vuelta. Será el 5 de mayo. Son sus séptimos comicios tras la invasión estadounidense que puso fin a la dictadura de Manuel Antonio Noriega en 1989.
Una característica de Panamá, que solo comparte en la región con Guatemala y Perú, es que, hasta la fecha, ningún candidato oficialista ha ganado las elecciones presidenciales:
Presidente | Partido |
Ernesto Pérez Balladares (1994-99) | PRD |
Mireya Moscoso(1999-2004) | Arnulfismo |
Martín Torrijos (2004-2009) | PRD |
Ricardo Martinelli (2009-2014) | CD |
Juan Carlos Varela (2014-2019) | Arnulfismo |
Lauretino Cortizo (2019-2024) | PRD |
Desde las elecciones de 1989, una vez restaurada la democracia, el arnulfismo (PPa) y el torrijismo (PRD) fueron las fuerzas predominantes en un sistema político-partidista que posee cuatro características sobresalientes:
1-. La primera particularidad de la política panameña es su sistema de alianzas presidenciales, que ha provocado que desde 1989 ningún partido haya llegado en solitario al poder.
Las grandes fuerzas predominantes (PPa, PRD y desde 2009 el emergente Cambio Democrático –CD–) siempre han necesitado de coaliciones con otros partidos más pequeños y minoritarios que les apoyaran y completaran para vencer en las elecciones.
2-. La segunda es la falta de continuidad.
Los diferentes oficialismos nunca han revalidado la confianza del electorado, que siempre fueron superados por la oposición en las elecciones presidenciales. Esta volatilidad también escondía una continuidad: torrijismo y arnulfismo se alternaron en el poder desde 1989.
Sin embargo, la histórica alternancia PPa-PRD se rompió en 2009 cuando Ricardo Martinelli, del hasta entonces minoritario CD (derecha), ganó las elecciones, aunque aliado al panameñismo arnulfista. Se produjo entonces el mayor cambio de dinámica política desde el regreso de la democracia. Por primera vez no triunfó una alianza encabezada por el PPa o el PRD. En 2014 el arnulfismo recuperó la presidencia tras una ruptura con Martinelli.
3-. la continuidad de los viejos ejes (arnulfismo y torrijismo, aunque con las siglas PPa y PRD) que, sin la presencia de los históricos liderazgos carismáticos, continúan siendo capaces de ganar elecciones;
4-. y el cambio debido a que estos dos partidos pugnan ahora no sólo entre sí sino con fuerzas emergentes con capacidad para desplazarles de su histórica posición predominante, tal y como ocurriera en 2009 con CD.
Esta última fuerza, que en solitario obtuvo poco más del 5% de los votos en 2004, pasó, ya en coalición, a ganar las elecciones de 2009 y parece haberse consolidado como el principal rival del PPa (así ocurrió en 2014) o del PRD (en 2019), transformando el histórico bipartidismo coalicional (PPa vs PRD) en un sistema que pivota en tres grandes coaliciones en torno al PRD, al PPa y, desde 2009, al CD.
En estas elecciones presidenciales de 2024 hay 10 candidatos, el mayor número desde 1990: Los favoritos que aspiran a la silla presidencial son los exmandatarios Ricardo Martinelli (derecha) y Martín Torrijos (centroizquierda); el actual vicepresidente, José Gabriel Carrizo (PRD); el ex canciller durante el gobierno de Martinelli Rómulo Roux (derecha) y el exalcalde capitalino José Isabel Blandón (centroderecha). Además participan el abogado y periodista Ricardo Lombana (centroderecha); la diputada oficialista Zulay Rodríguez (Partido Revolucionario Democrático, socialdemócrata); la maestra izquierdista Maribel Gordón y el exministro de Comercio (2014-2015) Melitón Arrocha (centroderecha).
Según la mayoría de las encuestas, Martinelli es el favorito, pese a ser condenado recientemente a casi 11 años de cárcel por blanqueo de capitales. Hasta agosto el expresidente Martinelli y candidato por Realizando Metas era claro favorito: obtenía el 37% de los votos, muy por encima de cada uno de sus competidores. El ‘ranking’ de intención de votos y el de creencias no es el mismo: son más los panameños convencidos de que el expresidente ganará, que dispuestos a votarlo. Con Martín Torrijos pasa lo contrario.
Sin embargo, Martinelli pierde puntos, justo tras haber sido condenado. Ha bajado del 37% de las preferencias en agosto de 2023 a menos del 30% ahora y existe un empate técnico entre los dos primeros. En primer lugar, llegaría Martinelli, con el 29% de los votos, mientras que Carrizo, candidato del oficialista Partido Revolucionario Democrático (PRD) obtiene el 28% de los votos. En tercer lugar quedaría Rómulo Roux, candidato de Cambio Democrático, con un 13% de los votos. Con un 10%, José Isabel Blandón, presidencial del Partido Panameñista, un 7% votaría por Martín Torrijos, candidato del Partido Popular. Ricardo Lombana, candidato por el Movimiento Otro Camino, obtuvo el 5% de la preferencia electoral. Ese es el resultado de la encuesta de Gismo Services, S.A. que se publica mensualmente en La Estrella de Panamá.
Las más recientes encuestas vuelven a favorecer a Martinelli que se mantiene como amplio favorito en la última encuesta de la firma Gallup Panamá.
De acuerdo con la medición de este mes de octubre, el 43% de los panameños votaría por Martinelli y su compañero de nómina José Raúl Mulino si las elecciones fueran hoy.
Los candidatos Rómulo Roux (acompañado de José Isabel Blandón); Martín Torrijos y Ricardo Lombana tienen un empate técnico en la encuesta de Gallup Panamá de octubre, pero los tres siguen por debajo de la barrera del 10%.
En la intención de voto con papeleta, Roux y su compañero de fórmula tiene el 9% de respaldo de los panameños si las elecciones fuera hoy, Torrijos el 8% y Lombana el 7%.
El gobierno de Laurentino Cortizo (2019-2024) acaba con bajos niveles de aprobación y en medio de protestas.
Su gestión desde 2019 ha estado marcada por fuertes movilizaciones en su contra en 2019 y 2022, precedentes de lo ocurrido en 2023:
-. Las de 2019 lograron echar atrás un proyecto de reforma constitucional promovido por el gobierno que buscaba modernizar la carta magna de 1972, pero que a la vez incluía artículos que darían a la clase política la facultad de alterar el presupuesto general del Estado, designar a un fiscal superior para investigar a procuradores, censurar a ministros y ajustarse los salarios.
Finalmente, esas protestas obligaron a Cortizo a retirar del Parlamento la propuesta de reforma constitucional.
-. Las movilizaciones de 2022 estuvieron vinculadas a la elevación del coste de la vida tras la invasión rusa a Ucrania y obligaron al gobierno a congelar los precios de los combustibles y la canasta básica tras días de protestas lideradas por maestros, médicos, sindicatos y grupos de jóvenes. También se creó una “mesa de diálogo¨ para consensuar soluciones.
-. La tercera oleada de protestas tuvo lugar en octubre-noviembre de 2023.
El presidente Cortizo, finaliza su mandato en medio de nuevas protestas masivas tras sancionar un contrato de concesión a una minera canadiense para explotar cobre en el distrito de Donoso (el norte de Panamá), con vigencia de 20 años y opción a prórroga por igual periodo.
Luego de 40 días de movilización popular, la población panameña logró frenar el contrato establecido entre el gobierno y la minera multinacional canadiense First Quantum. Y la Corte Suprema de Justicia de Panamá declaró «inconstitucional» el contrato que renovó la concesión de explotación de la mayor mina de cobre a cielo abierto de Centroamérica.
Las protestas de 2023 se caracterizaron por ser transversales (reunieron a jóvenes, movimientos católicos, indígenas, sindicatos….) y por haber movilizado al resto de la opinión pública: a diferencia de 2022 las clases medias y medias-altas se han solidarizado con la protesta.
Todo apunta a que es muy posible que tenga consecuencias político-electorales. La campaña electoral de 2024 va a girar sobre este tema y la capacidad de los partidos para canalizar y dar respuesta a estas demandas.
ELECCIONES MÉXICO (julio)
En México, todo apunta a una victoria cómoda del oficialismo (de MORENA que lleva como candidata a Claudia Sheinbaum) gracias a la popularidad de la que goza el presidente actual, Andrés Manuel López Obrador que siempre ha logrado rondar el 60% de respaldo.
La popularidad del gobierno de AMLO es la principal baza de Sheinbaum, que dobla en intención de votos a su principal rival, frente a una oposición unida en torno a Xóchitl Gálvez a quien respaldan el PRI, el PAN y el PRD.
López Obrador sostiene esa popularidad en dos pilares:
a-. En una economía que ha mantenido un crecimiento de entre el 3% y el 4% tras la crisis internacional desencadenada por la pandemia de covid 19. El año 2023 destaca como el tercer año consecutivo en el que el crecimiento económico mexicano ha superado las proyecciones de los analistas de mercado del comienzo del año. El crecimiento de México se debe en gran parte a una serie de políticas públicas orientadas a la oferta que incluyen reformas laborales profundas y una gestión financiera estratégica que han propiciado un entorno favorable para la inversión.
b-. El gobierno de AMLO ha logrado importantes logros en materia de política interna aumentando el salario mínimo en un 85%, por encima de la inflación y promulgando reformas laborales. Como resultado, los salarios, medidos como ingreso laboral per cápita, han alcanzado el máximo en México. La percepción pública de que el gobierno federal no es corrupto o rara vez lo es se ha triplicado. Según una encuesta de mayo de 2022, dos tercios de los mexicanos quieren que la próxima administración continúe su trabajo.
Todas esas razones explican la popularidad de López Obrador que se traslada a su candidata que se impuso en la carrera interna por la presidencia a Marcelo Ebrard y consiguió mantener la unidad de MORENA evitando la deserción de Ebrard.
ELECCIONES URUGUAY (octubre)
Uruguay tiene por delante un intenso año electoral que se abre en julio cuando los partidos elegirán en internas a sus candidatos.
Los favoritos para competir en las presidenciales de octubre en esa etapa son Álvaro Delgado, del oficialista Partido Nacional; por el Frente Amplio la intendenta de Montevideo, Carolina Cosse, respaldada por el Partido Comunista y el Partido Socialista, y el intendente de Canelones, Yamandú Orsi, que tiene el respaldo del Movimiento de Participación Popular (MPP), el sector de la izquierda liderado históricamente por el expresidente José Mujica.
En el Partido Colorado se postulan el ex titular de la entidad rectora de la enseñanza pública, Robert Silva, el ex presidente de la telefónica Antel, Gabriel Gurméndez, el diputado Gustavo Zubía, el ministro de Turismo, Tabaré Viera, y exdirector Telecomunicaciones Guzmán Acosta y Lara.
El senador Guido Manini Ríos se postulará por Cabildo Abierto al tiempo que el ministro de Trabajo, Pablo Mieres, será candidato por el Partido Independiente.
Una encuesta de la consultora Equipos reveló en diciembre que el Frente Amplio encabeza las preferencias de los uruguayos para los comicios y supera por siete puntos la suma de los partidos de la coalición de gobierno.
Ante la pregunta “¿A qué partido votaría si las elecciones fueran hoy?” el 45% respondió que votaría por el Frente Amplio, 29% al Partido Nacional, 7% al Partido Colorado, 2% a Cabildo Abierto y 2% a «otros partidos» que individualmente no superan el 1%. Mientras que 3% votaría en blanco o anulado y 12% está indeciso.
Los más llamativo es que según Factum, el 61% de los uruguayos cree que, independientemente de sus preferencias políticas y personales, el próximo Gobierno será del Frente Amplio. El 24% opina que será del Partido Nacional, el 3% de Cabildo Abierto, el 2% del Partido Colorado, el 3% cree que será de alguno de los partidos del oficialismo y el 1% que pertenecerá a la izquierda. Un 6% no opinó. Resumiendo posiciones: el 62% cree que el próximo gobierno será del Frente Amplio o de izquierda, el 32% de alguno de los partidos de la coalición multipartidaria o del oficialismo actual.
ELECCIONES VENEZUELA (finales de 2024)
El cambio en el contexto geopolítico mundial ha traído transformaciones en el panorama electoral venezolano. La invasión rusa a Ucrania hizo que las reservas petroleras venezolana cobraran una gran importancia geoestratégica: EEUU estaba dispuesto a negociar con Venezuela para ir levantando las sanciones y Venezuela, necesitada de recursos, veía la ventana abierta para regresar al mercado internacional negociando con Washington que exige elecciones limpias en 2024. Este nuevo marco de relaciones llevó a que luego de prácticamente un año sin avances formales en la negociación entre el gobierno de Nicolás Maduro y un grupo de partidos de oposición –conocido como la Plataforma Unitaria–, ambas partes se reencontraran el 17 de octubre en Barbados para firmar un acuerdo que preveía mejoras en las garantías electorales para las elecciones presidenciales en 2024.
Entre las garantías electorales que incluye el acuerdo, primero está el compromiso de proponerle al Consejo Nacional Electoral que la elección presidencial sea “en el segundo semestre del año 2024”.
Este acuerdo provocó que:
1-. Estados Unidos emitiera una licencia general de seis meses que autoriza la reinserción del sector petrolero y gasífero de Venezuela en el mercado estadounidense, además de otras flexibilizaciones relacionadas con el sector aurífero y la transacción de deuda venezolana. Esta es una medida trascendental que abre la posibilidad de que Venezuela pueda empezar a exportar petróleo al mercado estadounidense y en consecuencia el gobierno pueda recibir y administrar un nivel muy superior de recursos económicos. Sin embargo, el gobierno estadounidense advirtió que el incumplimiento de los términos del acuerdo, desembocará en una reversión de estas medidas.
2-. Por su parte la oposición celebró unas internas en las que María Corina Machado se impuso con el 92,5% de los votos. Machado está inhabilitada por la Contraloría General de Venezuela (CGV) para postularse a cargos de elección popular durante 15 años. La CGV argumentó en 2015, fecha en la que fue incapacitada por primera vez, que no había incluido en su declaración patrimonial unos bonos que recibía siendo diputada ―Machado niega que sea así―. Esa sanción de hace ocho años se vio ampliada este año porque, supuestamente, la política defendió las sanciones de Estados Unidos a Venezuela.
Todo parece indicar que Venezuela va hacia unas elecciones trasparentes como evidencia el cambio de postura estadounidense hacia Caracas: ha habido un intercambio de prisioneros entre ambos gobiernos y ha tenido lugar el final de las sanciones energéticas a Venezuela. Incluso el propio Joe Biden ha señalado que “parece que Maduro, hasta el momento, está manteniendo su compromiso para unas elecciones libres, aunque aún no lo ha hecho. Tenemos un largo camino por recorrer, pero está bien hasta el momento”.
Maduro llega, además, a estas elecciones reforzado por la mejora de la economía y por la crisis del Esequibo con Guyana:
-. Luego de la tormenta hiperinflacionaria que golpeó a la economía desde 2016, los índices de precios en Venezuela empiezan finalmente a perder terreno. Las tablas del Banco Central promedian una tasa del 3,2% en el mes de noviembre, la más baja en muchos meses en el país. El promedio anual actual se ubica en un 185%, muy lejos de los 4.000% y 6.000% de 2016 o 2017.
Luego de un 2023 con una modesta tasa de crecimiento, se espera también una expansión de la economía en 2024 gracias a una recuperación del ingreso fiscal por el final de las sanciones por parte de Estados Unidos. El rango de la expansión del PIB puede estar entre 2 y 6 por ciento.
-. Además, la crisis del Esequibo con Guayana puede ayudar a la reelección porque supone una apelación a la unidad nacional en torno a un objetivo común de todos los venezolanos.
El gobierno de Nicolás Maduro celebró el 3 de diciembre un referéndum en el que le preguntaba a los venezolanos si apoyaban la anexión del Esequibo, una región de 160.000 kilómetros cuadrados que pertenece a Guyana. Tras un abrumador apoyo de más del 95% (aunque con poca transparencia en cuanto a los datos del recuento y participación) Maduro tomó el resultado como un mandato popular para ocupar ese territorio. Mandó a la Asamblea una Ley Orgánica para la creación del estado de Guayana Esequiba. Además, firmó seis decretos que suponen un plan de incorporación del Esequivo al designar oficialmente al mayor general Alexis Rodríguez Cabello, como la «autoridad única» del Esequivo acompañado, en segundo decreto, de la creación de «una Alta Comisión Nacional para la defensa y recuperación» del territorio encabezada por la vicepresidenta del país, Delcy Rodríguez. Además ordenó otorgar licencias para extraer crudo allí.
Todo apunta a que pese al acuerdo entre Venezuela y Guyana de no escalar la tensión, la reivindicación nacionalista va a seguir marcando la campaña como fórmula de unir a la ciudadanía en torno al gobierno.
Conclusiones
América Latina va a romper en 2024 la dinámica de voto de castigo a los oficialismos que se lleva produciendo desde 2015-18 y al menos en tres países la tendencia va a ser hacia una victoria de los oficialismos con dos reelecciones (El Salvador y República Dominicana) y una nueva victoria del partido oficialista en México.
Esa ruptura de la tendencia dominante se debe a que México, El Salvador y República Dominicana encarnan una dinámica diferente al resto de la región. Se trata de gobiernos que han sido exitosos a la hora de gestionar y de dar soluciones a las principales demandas ciudadanas (la inseguridad, sobre todo), se han visto beneficiados de un viento de cola económico, han liderado la lucha contra la corrupción y han contado con fuertes liderazgos carismáticos.
En estos tres casos, los gobiernos están encabezados por líderes fuertes, con carisma y capacidad de llegada: Bukele es un maestro en la utilización de la comunicación política, Abinader sabe gestionar su popularidad y López Obrador ha sido capaz de conectar con la ciudadanía y controlar la agenda.
Los tres han levantado la bandera de la lucha contra la corrupción señalando los excesos y abusos de anteriores administraciones mientras que en su forma de gestionar hacían hincapié en mostrarse como gobiernos limpios.
Los tres, que han gozado de estabilidad económica tras la pandemia, han resultado exitosos a la hora de canalizar las demandas ciudadanas: el combate a la inseguridad en El Salvador, la lucha contra la corrupción en México y el mantenimiento de la bonanza económica en dominicana.
Por el contrario, en Panamá el modelo de crecimiento ha evidenciado carencias sociales que se han traducido en tres estallidos de protestas (2019, 2022 y 2023) durante el actual gobierno de Laurentino Cortizo. En Venezuela la inseguridad y la hiperinflación han golpeado a la sociedad si bien el chavismo sigue teniendo bien amarrados los recursos del estado. Uruguay, finalmente vive casi un empate electoral entre el Frente Amplio y la coalición del centro, centroderecha y derecha que llevó al poder a Lacalle Pou lo que se traduce en que en el caso uruguayo puede ocurrir cualquier cosa: desde la renovación del apoyo al oficialismo tras una brillante gestión de Lacalle Pou a un voto de castigo que devuelva al poder a la izquierda.