Las elecciones presidenciales en Argentina son una gran incógnita envuelta en un mar de incertidumbres.
Nada está claro a cinco meses de la primera vuelta: en medio de una crisis económica muy profunda y una inflación que supera el 100% los comicios son la antesala de una devaluación que va a traer un 2024 muy complejo.
El oficialismo va a acudir sin Alberto Fernández, el actual presidente, ni Cristina Fernández, vicepresidenta y líder real del kirchnerismo, a la elección y con el candidato del que todos hablan, el ministro de economía Sergio Massa, como favorito pero herido por esa inflación de tres dígitos.
La principal fuerza opositora, Juntos por el Cambio, está desgarrada internamente entre los partidarios del exmandatario Macri, que no será candidato, y sus opositores. Ambas facciones sostienen presidenciables diferentes: Patricia Bullrich, los macristas y Rodríguez Larreta, los antimacristas.
Y en medio de este mar de incertidumbre avanza Javier Milei dispuesto a pasar a segunda vuelta y ganar, lo que, de ocurrir, acentuaría no solo la incertidumbre sino la desconfianza hacia Argentina.