Todo parecería indicar que sí: de una dictadura (Cuba) se ha pasado a tres (Cuba, Nicaragua y Venezuela). Varios estados se deslizan hacia el autoritarismo y hay señales de auge de alternativas iliberales y crisis institucionales.
Para algunos analistas vivimos unos nuevos años 30 en medio de la frustración de expectativas, el malestar social y el empeoramiento del clima de convivencia política y social.
Sin embargo, otros académicos, como la politóloga Flavia Freidenberg, ven señales que indican que las democracias latinoamericanas, pese a todo, son más fuertes y tienen mayores resiliencias institucionales de lo que cabría suponer. Son capaces, por ejemplo, de detener las maniobras de Bolsonaro o un autogolpe en Perú.