Diversos factores han provocado que el turismo sea uno de los sectores de mayor crecimiento en las últimas décadas: el aumento de la calidad de vida de gran parte de la población, el desarrollo de los medios de transporte, y sobre todo la llegada de internet y las nuevas tecnologías, han hecho que la experiencia de viajar para la población mundial haya cambiado para siempre.
Según la Organización Mundial del Turismo (OMT), en 2019, la cantidad de turistas internacionales a nivel mundial se acercaba a los 1,500 millones, cifra que triplicaba a la de 1995. No obstante, no se puede analizar la evolución del turismo en los últimos años sin tener en cuenta lo sucedido entre 2020 y 2022; con la declaración de la pandemia por COVID-19, este crecimiento exponencial se vio afectado por las restricciones de viaje que se implantaron en todo el mundo. Tras dos años muy difíciles, 2023 inicia con buenas predicciones, y la OMT espera que a lo largo del año se alcancen cifras cercanas a las de los años anteriores a la pandemia, aunque factores como la incertidumbre económica o la guerra entre Rusia y Ucrania invitan a la prudencia.
Durante estos dos años ha cambiado para siempre nuestra manera de consumir, y tenemos una gran oportunidad para hacer turismo de una forma más consciente y responsable. Lejos de la situación que se vive en destinos maduros por diversos motivos (la masificación en ciertos periodos del año, la gentrificación de grandes ciudades europeas, y el fortalecimiento de movimientos contrarios al turismo en otros tantos lugares de interés), Latinoamérica, que recibe aproximadamente el 10% los turistas internacionales globales, vive una especie de “primavera turística” que debe aprovechar para lograr un crecimiento sostenible y sostenido de la región.
Mucho se ha escrito sobre los efectos negativos del turismo, pero en realidad, de lo que debería hablarse es de los efectos de una mala planificación del turismo, que es algo muy diferente. De ahí la importancia de que Latinoamérica aprenda de los errores que se han cometido en otros lugares del planeta, y se anticipen, a través de una correcta definición de políticas públicas, a los impactos negativos que el turismo puede generar, y sobre todo maximicen los positivos para lograr que esta industria sea el motor de su crecimiento económico y social.
Según la OMT, el turismo sostenible es aquel que tiene en cuenta las repercusiones actuales y futuras, económicas, sociales y medioambientales para satisfacer las necesidades de los visitantes, de la industria, del entorno y de las comunidades anfitrionas. La gran diversidad de recursos naturales y culturales de Latinoamérica implican intrínsecamente la importancia de que cualquier tipo de desarrollo turístico esté alineado con las premisas de la sostenibilidad.
De entre los principales países receptores de turismo en 2022 destacan: México, República Dominicana, Costa Rica, Argentina y Brasil. Todos ellos tienen en común características en las que radica su gran atractivo, y la motivación de los viajeros que los visitan hace necesario que se apliquen las premisas del turismo sostenible. México destaca por sus playas de aguas turquesas, su gastronomía o sus lugares de interés histórico, República Dominicana tiene entre sus mayores fortalezas, además de sus playas, la calidez de su gente, y Costa Rica es considerado un referente del turismo de naturaleza a nivel mundial, por poner algunos ejemplos. De la importancia que le den los gobiernos de cada país a la sostenibilidad depende el futuro de dichos países.
Los datos estadísticos demuestran que el turismo en un motor de desarrollo, y una importante fuente de generación de empleos directos e indirectos. Es importante destacar que por cada empleo directo que genera el turismo, se generan 5 indirectos, lo que hace que el crecimiento en lugares turísticos sea mayor, y la derrama económica más equitativa. Si se tiene en cuenta, según los datos de la OMT, que el turismo generaba más de 17 millones de empleos directos en la región en 2019 (el 9% de los empleos totales), y que el 54% de estos son ocupados por mujeres, se puede observar la gran oportunidad que existe para que se reduzcan las desigualdades sociales en las naciones americanas.
La tendencia global en turismo se centra hoy en día en vivir experiencias únicas, diferentes y más “locales”, lo que se traduce en un gran potencial para la generación de interesantes emprendimientos, que fortalezcan tanto la generación de experiencias únicas de calidad como la conservación de la cultura local. No deben considerarse solamente en aquellos emprendimientos directamente relacionados con el turismo (restaurantes, excursiones, venta de artesanía…), sino otros muchos relacionados, por ejemplo, con la agricultura y ganadería (que garanticen una gastronomía de proximidad), o con las nuevas tecnologías, creando soluciones tanto para empresas como para los mismos turistas, que mejoren la experiencia local de estos últimos. De igual modo, deben crearse políticas para proteger las tradiciones locales, y que puedan seguir transmitiéndose de generación en generación, garantizando la esencia única de los pueblos de la región.
Asimismo, la profesionalización del sector debe formar parte de los objetivos de los gobiernos, a través de una educación de calidad en todos los niveles, mejorando y fortaleciendo la oferta formativa especializada en turismo, y haciéndola accesible a toda la sociedad.
En cuanto a la conservación ambiental, Latinoamérica tiene también grandes perspectivas. Aproximadamente el 46% de su superficie total está cubierta por bosques, selvas, sabanas, montañas y otros ecosistemas naturales, como indica informe Estado de los Bosques del Mundo 2020 de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO). Cuenta además con una gran diversidad de especies animales y vegetales, muchas de ellas endémicas que no se encuentran en ninguna otra parte del mundo. De igual manera, la biodiversidad marina es de gran importancia tanto para el medio ambiente como para la economía y la cultura de la región, con numerosos ecosistemas únicos que atraen a turistas con gran conciencia ambiental. Con una correcta gestión, y visión que permitan la convivencia del turismo con la protección de estos espacios, la región puede convertirse en el principal receptor de turismo de naturaleza del mundo.
No obstante, en Latinoamérica siguen existiendo tareas pendientes que ponen en jaque las optimistas previsiones en el turismo. La seguridad es la principal de ellas, y el fortalecimiento de factores asociados con el narcotráfico y la trata de personas están poniendo en peligro su progreso económico. La percepción de inseguridad en ciertos países de gran tradición turística va en aumento, y esto puede afectar a la llegada de turistas si no se toman medidas contundentes que protejan al sector. Colombia es un gran conocedor de este tema, y gracias a las excelentes campañas internacionales han podido minimizar este hecho, lo que se tradujo en un aumento considerable en la llegada de turistas, pero es algo que ha costado mucho tiempo, y sobre todo muchos recursos. Promover una situación de certidumbre para la sociedad, para los inversionistas y para los turistas debe formar parte esencial de la agenda pública de los respectivos gobiernos, ya que de ello depende que todas las oportunidades que hoy en día existen se conviertan en fortalezas, pero sobre todo para evitar que estas amenazas no se conviertan en parte de la identidad del país.
En definitiva, Latinoamérica tiene en sus manos la llave para planificar un correcto desarrollo turístico que ponga en valor sus recursos naturales y culturales, a la vez que se construyan naciones más equitativas y prósperas, donde se reduzcan las desigualdades. Este debe ser un tema que se maneje de manera regional, y se establezcan políticas que promuevan la inversión en turismo, basándose en los principios de la sostenibilidad, pero también en la protección de dichas inversiones. En este escenario, las alianzas público – privadas cobran una especial importancia, para garantizar el compromiso de los actores involucrados en la creación de una América Latina mejor para todos.