Cumbre de la CELAC: la cruzada ideológica pone en riesgo el sistema democrático en la región

Poder Legislativo, Córdoba, Argentina
Se daba por descontado que la cumbre sería un espacio con marcado sesgo hacia la izquierda, principalmente por el origen del foro, el cual se creó para contrarrestar al Grupo de Lima, y por los asistentes al evento. No obstante, la atención estuvo centrada en las delegaciones y mandatarios de Venezuela, Cuba y Nicaragua.

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La Ciudad de Buenos Aires fue la sede la VII Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) el pasado martes 24 de enero. La CELAC es un foro de dialogo y diplomacia para fomentar la integración de Latinoamérica y el Caribe, el cual reúne a 33 países con la reciente reincorporación de Brasil. Una cumbre que dio tela para cortar desde días antes de su realización, principalmente, por la posible asistencia del Presidente autoritario de Venezuela Nicolás Maduro y el de Cuba, Miguel Díaz Canel. Fue así, como en Argentina la oposición realizó presentaciones judiciales para solicitar la detención de Maduro, en caso de aterrizar en suelo argentino y movilizaron sus bases para manifestarse en su contra, reclamo al que se sumaron ciudadanos venezolanos autoconvocados viviendo en Argentina. Finalmente, Maduro no viajó, pero sí lo hizo el presidente Cuba y la delegación representante de Nicaragua, otro país fuertemente cuestionado.

Se daba por descontado que la cumbre sería un espacio con marcado sesgo hacia la izquierda, principalmente por el origen del foro, el cual se creó para contrarrestar al Grupo de Lima, y por los asistentes al evento. No obstante, la atención estuvo centrada en las delegaciones y mandatarios de Venezuela, Cuba y Nicaragua. La doble vara con la cual se miden los diversos acontecimientos que golpean a las democracias en la región resulta demasiado obscena. Los gobiernos de izquierda, miembros del foro, no dudan en manifestarse en contra del intento fallido a la toma de las instituciones democráticas del pasado 8 de enero en Brasil, como así también, se pronuncian en contra de la actual Presidenta del Perú, Dina Boluarte y de la crisis política y social que se ha desatado a raíz del intento fallido de Castillo de cerrar el Congreso, buscando reeditar el accionar de Fujimori, no sin antes ser destituido por el mismo Congreso. Por el contrario, no solo hacen silencio ante las violaciones a los Derechos Humanos en Cuba, Venezuela y Nicaragua, sino que invitan a sus regímenes, se agasajan y complacen entre sí.

Esto va mucho más allá de lo simbólico y perjudica fuertemente a la democracia como organización social y política. Según la etimología griega, “demos” significa pueblo y kratos” poder, es decir que el poder reside en el pueblo. Si la región convalida un sistema de “democracias a la carta” en donde cada quién escoge la que más le gusta y le añade sus ingredientes favoritos, con el único objetivo de perpetuarse en el poder, la región está en serio problemas desde todo punto de vista.

En la apertura del encuentro, el Presidente argentino, Alberto Fernández, en su calidad de anfitrión y en ejercicio de la Presidencia Pro Tempore, expresó que “todos los que están aquí han sido elegidos por sus pueblos y sus pueblos los legitiman como gobernantes”. Cabe recordar que, en Nicaragua, Ortega llevó a cabo un proceso de persecución política aterradora, y fue así como muchos de sus rivales políticos fueron perseguidos y en su mayoría debieron optar por huir del país para salvarse de la tortura, la cárcel o la muerte. En 2021, los principales aspirantes opositores a sucederlo en el poder fueron arbitrariamente encarcelados, sus partidos políticos vetados, quitándoles la personería jurídica, con el objetivo de eliminarlos y fue así, como Ortega consiguió su quinto y actual mandato.

En Cuba, la Asamblea Nacional del Poder Popular es el órgano encargado de elegir al Presidente de la “República de Cuba”. Ahora bien, la elección de esa Asamblea se compone de un único partido, el Partido Comunista de Cuba, es decir, que su elección no es democrática ni libre. Uno de los presupuestos fundamentales para sostener a un sistema democrático, entre otras cosas, es la existencia y labor de los partidos políticos, los cuales funcionan como instituciones para competir y representar la voluntad popular y su diversidad.

Respecto a Venezuela, explayarnos en este artículo nos excedería el tema que nos convoca, basta con señalar que el chavismo y en particular, el autoritarismo de Maduro, desmantelaron las instituciones democráticas, como el Tribunal Superior de Justicia, poniendo a miembros adictos al Poder Ejecutivo que refrendaron sus actos administrativos y convalidaron sus prerrogativas legislativas. Repasando el último informe de la Alta Comisionada de los DDHH por Naciones Unidas, Michelle Bachelet, quien instó a que se lleven a cabo investigaciones independientes, exhaustivas y oportunas, con las debidas garantías procesales, resaltando la necesidad de fortalecer la independencia judicial y la separación de poderes. Por otro lado, dio cuenta de 166 restricciones indebidas entre las que citó la estigmatización, la criminalización y las amenazas contra las voces disidentes; “la desacreditación de estos por medios de comunicación institucionales continua”. Respecto a la libertad de expresión, reportó 34 casos de hostigamiento, censura y decomiso de equipos de medios de comunicación, además del bloqueo de portales en internet. Y también señalo que “sigue preocupando el uso de la legislación antiterrorista y contra la delincuencia organizada”, entre otras cosas. Todo ello, sin dejar de mencionar a los más de 7 millones de venezolanos que se vieron obligados a dejar su país.

Voces en disidencia

El Presidente uruguayo, Luis Lacalle Pou, evidenció que la “tentación ideológica en los foros internacionales” termina provocando su desintegración ante un cambio de gobierno con una ideología diferente. Hizo mención a la declaración de la cumbre de la CELAC, en cuanto habla de “respeto a la democracia, los derechos humanos y el cuidado a las instituciones”, y acto seguido expreso que “claramente hay países acá que no respetan ni las instituciones, ni la democracia, ni los derechos humanos”, concluyendo que “no tengamos una visión hemipléjica de la defensa de la democracia, las instituciones según el perfil ideológico.

A su turno, el presidente de Paraguay Mario Abdo Benitez remarcó, en similar sentido, que las elecciones “nos dan legitimidad de origen, pero el verdadero desafío está en ejercer el poder garantizando la pluralidad política, la dignidad humana, la libertad de expresión, el respecto al Estado de Derecho, la separación e independencia de poderes”. Resaltó la preocupación por los hechos en Brasil y en Perú, pero también el éxodo masivo de venezolanos, siendo la migración venezolana, la segunda crisis de desplazamiento de mayor magnitud en el mundo.

Por su parte Boric, presidente de Chile, recalcó la necesidad de ver de regreso a Venezuela en los foros multilaterales, y expresó la voluntad de su gobierno por colaborar en el dialogo entre los distintos sectores del país para encontrar una salida a la crisis y abogó, en dicho sentido, por elecciones “libres, justas y transparentes” en Venezuela para 2024; dando cuenta que “fuera de la democracia no hay libertad ni dignidad posible”.

Lula; el gran protagonista

El pasado primero de enero comenzó el tercer mandato de Lula da Silva como Presidente de Brasil, y su retorno trajo aparejado muchas expectativas para la región, ya que Lula tiene una postura integracionista respecto a su vecindario, muy distinta a la de su antecesor, Jair Bolsonaro. Una de las primeras medidas adoptadas por Lula, ni bien llegado al Palacio de Planalto, fue la de ordenar la reincorporación de Brasil a la CELAC de forma plena e inmediata. Apenas iniciado el foro bajo la Presidencia Pro Tempore saliente, el Presidente Argentino le dio una cálida bienvenida, festejando su reincorporación, hecho que recibió el aplauso de los Presidentes y Jefes de Estado y delegaciones de los 32 países miembros restantes. No obstante, a su turno, muchos mandatarios volvieron a resaltar y felicitar la presencia de Brasil.

Es cierto que Lula prometió apoyar una mayor integración en la región, retomando agenda en la CELAC, promoviendo el MERCOSUR e incluso el resurgimiento de UNASUR. No obstante, la historia reciente de la región y, sobre todo, los resultados obtenidos por los distintos organismos y foros de integración creados en Latinoamérica, dan cuenta de mayores retrocesos que avances. Los hechos demuestran que no alcanza el voluntarismo, incluso si proviene de uno de los grandes países como lo es Brasil. Sucede que, cualquier proceso integracionista serio, no puede depender de forma cuasi exclusiva de la voluntad política de algún presidente de turno. Son procesos de lenta cocción, que van más allá de la voluntad política de un gobierno de turno, demandan el compromiso con un proyecto en común que excede ampliamente a una generación de mandatarios. Se necesita de un gran esfuerzo por parte de los gobiernos actuales, pero también del acuerdo con los principales partidos políticos en cada país, para que el proyecto tenga continuidad en el tiempo. Se necesita de la concertación público-privada, de una fuerte campaña a nivel social, que de cuenta de los beneficios que traerá la integración para sus ciudadanos y que los foros/instituciones/órganos creados tengan capacidad acción, es decir, poder real para injerir, de alguna u otra manera, en la agenda nacional de sus Estados Parte en función del proyecto integracionista.

Brasil no debe ser considerado como el gran salvador, con Lula como el tío bueno, pero si puede ser uno de los grandes articuladores que promueva, facilite e impulse a la región en una nueva etapa de integración.

Ni bien terminada la Cumbre de la CELAC, Lula partió el miércoles de Buenos Aires a Uruguay para desarrollar una agenda en común con su presidente Luis Calle Pou. El mandatario uruguayo viene reclamando en foros y cumbres del Mercosur una mayor apertura comercial y flexibilización del bloque y ha dejado en claro que de no conseguirlo avanzará en solitario. De hecho, inició dialogo con China para firmar un posible Tratado de Libre Comercio, lo mismo pretende hacer con Turquía y en el pasado mes de diciembre, su canciller Bustillo, entregó un documento al ministro de Comercio y Crecimiento de las Exportaciones y responsable de Industrias Primarias de Nueva Zelanda, para ingresar al Acuerdo Amplio y Progresista de Asociación Transpacífico (CPTPP), integrado por 11 países de Asia y América, entre ellos Chile y Perú. En este contexto, Lula da señales de trabajar para preservar al Mercosur y comienza por intentar contener los deseos de expansión comercial y en solitario de Uruguay.

Los grandes ausentes

El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador no asistió al encuentro y se justificó señalando que tenía mucho trabajo pendiente, como el de supervisar la obra del tren maya. Se manifestó a favor de Maduro y expresó que fue prudente en no asistir al encuentro, evitando de esta forma “las provocaciones” que la oposición había generado en la Argentina. Grabó un mensaje para los asistentes en línea con la ideología imperante del foro. No obstante, en su política exterior, pocas han sido las salidos de AMLO fuera de México, y cabe mencionar que, en general, fueron para encontrarse con sus pares de Estados Unidos y Canadá con quienes profundizó las relaciones comerciales y diplomáticas.

Por otro lado, el Presidente de Ecuador, Guillermo Lasso, tampoco asistió el encuentro. Muy probablemente la agenda de Lasso es muy distinta a la de sus pares de la región y también la relación diplomática entre Argentina y Ecuador presenta algunas tensiones a raíz del pedido de Asilo Político de María de los Ángeles Duarte Pesantes, ex ministra bajo la gestión de Rafael Correa, condenada a 8 años de prisión por corrupción, quien se encuentra desde agosto de 2020 en la Embajada Argentina en Quito.

Por decisión expresa de la organización del foro, no le fue cursada invitación a Luis Almagro, Secretario General de la Organización de Estados Americanos (OEA). Una clara señal de no hacer parte a Estados Unidos y Canadá, en un intento, quizás, por reeditar el tan vapuleado “concepto” de “Patria Grande”.

Pero existen otras dos ausencias y muy significativas, por cierto. Una es la confianza, imprescindible para la construcción de un proyecto de integración común y viable para los estados miembros. La prevalencia de los intereses nacionalistas impide cualquier intento por profundizar acuerdos regionales a través de los cuales, inevitablemente, se ceda parte de soberanía en pos de construir un bien común mayor que permita obtener a largo plazo mayores y mejores beneficios. Por otra parte, y muy vinculada a la confianza, encontramos la ausencia de recursos económicos con los cuales afrontar los objetivos propuestos. Poner en marcha un mecanismo de integración de esta envergadura, abarcando a 33 países, desde México hasta el sur de Chile y Argentina, y con más de 622 millones de habitantes resulta muy complejo de hacerlo sin contar con los fondos suficientes.

Nueva Presidencia Pro Tempore y Cumbre CELAC-UE

En la anterior elección de la Presidencia Pro Tempore, en enero de 2022, se acordó que la próxima presidencia caería en manos de un Presidente o Jefe de Estado caribeño. No obstante, se especuló con una posible relección de argentina en el cargo. Al turno de utilizar la palabra, Lula fue el primero que expresó el deseo de una buena gestión para Ralph Gonsalves, Primer Ministro de San Vicente y Las Granadinas. En manos de este pequeño país del Caribe quedó la Presidencia Pro Tempore del foro. Si faltaba un condimento para terminar de coronar al encuentro con una clara ideologización de izquierda, oportunamente señalada por Lacalle Pou, cabe mencionar que Ralph es un estrecho amigo del Presidente de Nicaragua y gobierna San Vicente y Las Granadas desde 2001 transitando actualmente, su quinto mandato de forma consecutiva e ininterrumpida.

En julio próximo tendrá lugar la Cumbre CELAC-Unión Europea y crecen las expectativas en torno a ello. La Presidencia rotativa del Consejo de la Unión Europea estará a cargo de España del 1 de julio al 31 de diciembre del corriente año. Su Presidente, Pedro Sánchez, buscará profundizar los lazos de la UE con Latinoamérica y el Caribe y si hace bien los deberes, Bruselas tendrá los ojos puestos en la región, pero no basta solo con observar si no se realizan acciones concretas que puedan contrarrestar los avances de Rusia y China en la región y desde la diplomacia, intentar buscar una salida viable para Venezuela en pos de la realización de unas elecciones libres y trasparentes.

Autores:
Magister en Acción Política, Fortalecimiento Institucional y Participación Ciudadana por la Universidad Francisco de Vitoria, Madrid. Abogado por la Universidad Católica de Córdoba, realizó su Posgrado en Comunicación Política…

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