LXI Cumbre de Jefes de Estado del MERCOSUR: ¿continuidad o ruptura?

Poder Legislativo, Córdoba, Argentina
Argentina asumió la Presidencia Pro Tempore del bloque, reemplazando a Uruguay, el pasado 6 de diciembre en Montevideo. Lo que podría haber sido un traspaso simbólico más, representado por el martillo que un Presidente saliente entrega a su par entrante, estuvo centrado en las diferencias que los socios del bloque ya no ocultan en público.

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Casi nadie niega el estancamiento que padece el bloque; la unión aduanera cada vez se tiñe más de imperfecta y se viste de las profundas diferencias que giran en torno al camino que deben seguir los socios, en lo individual y como miembros del Mercosur.

En el encuentro, Uruguay leyó un documento con los avances y acciones obtenidas bajo su Presidencia Pro Tempore y, acto seguido, tomó la palabra su Presidente Lacalle Pou, quien realizó una serie de declaraciones que marcaron el resto del encuentro. Comenzó pidiendo sinceridad por parte de sus pares, al reconocer que “estamos frente a una Unión Aduanera imperfecta” y que “no podemos ser obstáculos para que los países progresen”. Acto seguido, fundamentó su postura a favor de la apertura del bloque hacia nuevos acuerdos de libre comercio con terceros países y bloques, ya que “el mundo no nos espera, el mundo avanza” y “el que se queda quieto se atrasa”.

Desde principios de 2021 Uruguay viene generando una fuerte puja en dicho sentido y no solo se ha quedado en los dichos, inició conversaciones con China para formalizar un TLC y recientemente, envío a su Ministro de Relaciones Exteriores Francisco Bustillo de gira por Oceanía, quién presentó una solicitud de ingreso al Acuerdo Transpacífico CPTPP. Esta área de libre comercio, a la que Uruguay desea pertenecer, tiene como socios a Australia, Brunei, Canadá, Chile, Japón, Malasia, México, Nueva Zelanda, Perú, Singapur y Vietnam.

El 30 de noviembre, días antes del encuentro, los Coordinadores Nacionales de Argentina, Brasil y Paraguay sacaron un inédito comunicado, manifestando ante el Grupo de Mercado Común del Mercosur, que tenga a bien comunicar a la Coordinación de Uruguay que los tres países “se reservan el derecho de adoptar las eventuales medidas que juzguen necesarias para defender sus intereses en los ámbitos jurídicos y comercial”. Ello en respuesta a las negociaciones individuales de Uruguay ante el CPTPP.

Para los socios mayoritarios del bloque, las reglas del Mercosur no permiten a los países del bloque negociar acuerdos de libre comercio con otros países de forma individual. Se apoyan en la Dec. CMC 32/00 sobre relacionamiento externo, según la cual, Uruguay no podría eludir el compromiso de que dichas negociaciones se hicieran de forma conjunta, otorgando, en consecuencia, preferencias arancelarias que afectarían el comercio dentro del bloque.

En dicho contexto, el Canciller Argentino Santiago Cafiero planteó que observan “con preocupación” el “camino unilateral” de Uruguay, advirtiendo que dicho comportamiento “podría desembocar en una ruptura” del bloque.

Cabe recordar que en la LVIII Reunión Ordinaria del Consejo del Mercado Común del Mercosur, la posición del Canciller y de la Ministra de Economía y Finanzas de Uruguay fue contundente al defender la modernización del bloque; a través de una agenda de negociaciones externas, sustantiva, ágil, dinámica, flexible y permanente. A la vez, expresaron que la decisión 32/00 no se encontraría en vigor, ya que nunca fue internalizada.

Un Banco Central para el MERCOSUR

A su turno el Presidente Alberto Fernández, hizo referencia, como en cada acto en donde participa referido al Mercosur o la CELAC, sobre los efectos de la pandemia y “el conflicto de Rusia y Ucrania”. Podríamos decir que ya es una retórica de culpabilizar a factores externos por los males propios. Luego hizo referencia a las desventajas de “construir en soledad” y mencionó la necesidad de crear de un Banco Central para el bloque, sosteniendo que “no es una locura pensar en ello”. Ahora bien, si ello incluye la creación de una moneda común, o bien tomar el real como moneda de cambio, evitando usar dólares, requiere de una coordinación de medidas fiscales y monetarias y una armonización en las políticas públicas de los países miembros, que no están dispuestos a cumplir, sobre todo para la República Argentina debido a su extenso prontuario en lo que refiere al gasto público, déficit fiscal y emisión monetaria, y ello sin adentrarnos en analizar el complejo y distorsivo sistema cambiario creado bajo la actual gestión, el cual genera complicaciones para el comercio dentro del bloque.

Una vez más Bolsonaro no participó y ocupó su lugar el Vicepresidente Antônio Hamilton quién repasó los logros del bloque, como el acuerdo sobre comercio electrónico y del Brasil, como sus avances en el proceso de acceso a la OCDE. A su vez, resaltó “la necesidad de conservar la fluidez del comercio intrarregional” y en referencia a los conflictos en el bloque, instó a “mantener el dialogo”.

A su turno, el presidente paraguayo, Maro Abdo Benítez, expuso una vez más, la existencia de asimetrías en el bloque sin necesidad de adentrarse en ellas. Por otro lado, resaltó la necesidad de mantener la hidrobia, ya que su país no posee litoral y por ello necesita de la solidaridad de sus países vecinos. Frente a los desafíos que atraviesa Europa en la actualidad, hizo referencia a la región y al bloque en particular, como productora de energía verde y la necesidad de profundizar su desarrollo, mencionado las dos represas binacionales, una con Brasil y la otra con Argentina.

Una Cumbre, dos comunicados

El comunicado compartido en redes sociales, luego de la LXI Cumbre de Jefes de Estado del Mercosur y Estados Asociados, fue firmado por Argentina, Brasil, Paraguay y Bolivia; en solitario, Uruguay emitió su propio comunicado en el cual analizó el estado actual del proceso de integración regional, las negociaciones externas y sostiene el proceso de modernizar y flexibilizar al bloque, en ello el pedido expreso de avanzar hacia una agenda externa que permita el progreso de los países y atienda sus intereses y necesidades. Expresó su deseo de continuar formando parte del bloque, pero señala la necesidad imperiosa de establecer un mecanismo que permitan solucionar los obstáculos al comercio entre los países, por ejemplo, reduciendo las restricciones. En ese sentido, cabe recordar que la creación del Fondo para la Convergencia Estructural del MERCOSUR FOCEM, no logró reducir las asimetrías entre los Estados parte y continúa siendo una materia pendiente.

Desafíos para la nueva Presidencia Pro Tempore

Bajo la Presidencia Pro Tempore de Argentina, su Presidente Alberto Fernández, no se encuentra en una sólida posición para avanzar con en su mirada proteccionista hacia el bloque; más bien se espera que resista las arremetidas de su par uruguayo Luis Lacalle Pou, de quién se espera, continuará presionando por forjar una mayor apertura y flexibilización del bloque, sobre todo, en lo que respecta a la tratativa de nuevos acuerdos comerciales con terceros países y bloques.

Con la vuelta al poder de Lula en Brasil, el próximo 1 de enero, el Presidente Fernández buscará su apoyo, no solo ideológico, sino político y hasta económico, para conducir el bloque. Se espera que juntos intenten relanzar un nuevo capítulo en la larga historia del proceso integracionista, no solo del Mercosur, sino de la región en su conjunto, y quizás lo intenten a través de la CELAC. Al líder brasileño, le esperan 4 años por delante, asumiendo en un contexto diverso al de sus anteriores mandatos, sobre todo por la presencia territorial que ha conquistado el Bolsonarismo, sin embargo, al Presidente argentino le resta menos de un año para culminar su mandato y con escasas perspectivas de ser reelecto. Poco más de 11 meses parecen demasiados exiguos para intentar construir una nueva agenda en común con objetivos viables, alcanzables y realizables. Lo más probable es que, bajo la presidencia Pro Tempore de Argentina, se retomen los discursos grandilocuentes de “patria grande” instando a una nueva unión en la región, no obstante, en lo fáctico las cosas no cambien demasiado.

La postura de Uruguay, de intentar “patear” el tablero dentro del bloque, parece consolidarse en el tiempo, mientras que el Mercosur debe afrontar con acciones concretas, el complejo panorama global. El aumento de los commodities puede ser una bocanada de oxígeno para la economía argentina que se encuentra al rojo vivo; pero, la continuidad de la guerra de Rusia contra Ucrania y la reconfiguración de las regiones, de los bloques y las relaciones estratégicas entre nuevos y ex socios, se profundiza, y el contexto exige toma de posiciones, respuestas y acciones concretas. Si los miembros mayoritarios del bloque toman con resiliencia las acciones de Uruguay e intentan contenerlo, quizás puedan terminan obteniendo beneficios para el conjunto. Si, por el contrario, las acciones del bloque continúan siendo hacia el proteccionismo, la retórica y la escasa toma de decisiones con finalidades prácticas y beneficiosas para sus Estados parte, la realidad puede que supere la retórica y las acciones individuales a las colectivas.

Autores:
Magister en Acción Política, Fortalecimiento Institucional y Participación Ciudadana por la Universidad Francisco de Vitoria, Madrid. Abogado por la Universidad Católica de Córdoba, realizó su Posgrado en Comunicación Política…

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