Centroamérica y el Caribe se están sumergiendo en la peor crisis desde los años 80. La región naufraga entre dictaduras (Cuba y Nicaragua), regímenes de corte bonapartista (El Salvador), democracias cooptadas (Guatemala), narcoestados (Honduras) y estados colapsados (Haití). Además, los tres modelos de desarrollo de la subregión (Costa Rica, y Panamá) viven momentos de protestas y malestar social. La República Dominicana se ve seriamente afectada por la existencia en su frontera de un estado fallido como el haitiano.
Además, los débiles estados centroamericanos, cada vez más situados en la periferia y al margen de la IV Revolución industrial-tecnológica, apenas logran contener el desafío de los cárteles de la droga y la penetración del crimen organizado y son incapaces de crear un ambiente de seguridad jurídica ni de impulsar política públicas que canalicen el creciente malestar social que ha provocado en 2022 estallidos de protestas en Panamá y ahora en Haití. La frustración de la población explica el voto de castigo a los gobernantes y a las elites que ha llevado al poder outsiders de propuestas antistablishment como Rodrigo Chaves en Costa Rica, al zelayismo en Honduras y a demagogos con inclinaciones bonapartistas como Bukele.
Para analizar el riesgo que para la gobernabilidad latinoamericana supone la crisis centroamericana tenemos en el podcast de Cigodese al académico Eduardo Fernández Luiña, gran conocedor y especialista en Centroamérica: ha vivido en Guatemala y visitado varios países de la subregión.