I-. COYUTURA POLÍTICO-ELECTORAL
Esa efervescencia electoral tiene un primer capítulo: se vota primero en Chile, el 4 de septiembre, donde se celebra el plebiscito para aprobar o rechazar la constitución elaborada por la Convención; y luego el 2 de octubre le toca el turno a Brasil donde vota en la primera vuelta de las presidenciales.
Chile y Brasil, pese al diferente tipo de cita en las urnas, comparten la incertidumbre en cuanto a los resultados.
En Chile, aunque el 78% de las personas que votaron en la consulta de octubre de 2020 lo hizo para que se elaborara una nueva constitución, a la hora de valorar lo hecho por la Convención Constituyente la mayoría parece que se va a inclinar por no aprobar el nuevo texto.
Se abren, por lo tanto, dos posibles escenarios futuros ya que la posibilidad de una amplia victoria del Rechazo o el Apruebo pueden descartarse:
1-. El triunfo del Rechazo por un margen estrecho.
2-. O el triunfo del Apruebo por un corto margen.
El triunfo del Rechazo pareciera ser el escenario más probable, pero como el voto es obligatorio eso introduce mucha incertidumbre al ser difícil determinar el nivel de participación y el de abstención.
Sea cual fuere el resultado, Chile no podrá cerrar el capítulo constituyente que seguirá abierto seguramente por un año o dos más. De ganar el rechazo, la Constitución vigente no podrá continuar con su texto actual sin sufrir reformas y habría que convocar una nueva Convención Constituyente. Tampoco, de triunfar el Apruebo, el nuevo texto constitucional podrá ser implementado con su actual redacción.
Con independencia del resultado habrá un segundo tiempo constitucional en Chile y por ende más tiempo de incertidumbre y ausencia o dificultad para impulsar reformas. Como señala Patricio Navia, “La clase política sigue prometiendo una nueva constitución como la solución a los problemas del país. Pero la economía está estancada, hay inflación y la delincuencia va en aumento. Es más, precisamente porque el proceso constituyente genera incertidumbre, la posibilidad de salir del estancamiento se aleja en tanto se prolongue la incertidumbre sobre el sistema político, los derechos de propiedad y el costo fiscal de la larga lista de derechos sociales que tendrá el texto final de la constitución”.
En Brasil, el favoritismo de Lula da Silva sigue en pie aunque el actual mandatario, Jair Bolsonaro, ha mejorado en la encuestas, se aleja la posibilidad de que Lula venza en primera vuelta y el balotaje ya se da como inevitable.
Así, Lula sigue liderando en todas las encuestas pero su diferencia frente a Bolsonaro se ha venido reduciendo: de 15 puntos a alrededor de 10 e incluso en algunas a 7 puntos. La recuperación del Presidente se debe a que ha logrado reducir de la tasa de inflación en julio (deflación de -67%) y al inicio del plan Auxilio Brasil que inyectará 8 mil millones de dólares en los bolsillos de millones d hogares pobres.
Además, todo esto ocurre dentro de un escenario enrarecido. Se vienen semanas intensas y un día clave: el 7 de setiembre. Esa jornada Brasil celebra los 200 años de su independencia y muchos temen que Bolsonaro aproveche la ocasión para hacer un discurso de fuerte crítica acerca de la falta de garantías del proceso electoral y de tono golpista.
En el resto de la región sobresalen otras dinámicas al margen de lo puramente electoral que se enmarcan en ese terreno de la incertidumbre:
-. Los problemas de gobernabilidad en Argentina y Perú
Argentina centra gran parte de las miradas dada su delicada situación económica y política. La económica ha mejorado con la llegada de Sergio Massa al gabinete de Alberto Fernández que ejerce las funciones de superministro: el dólar ha contenido su subida tras el anuncio de las primeras medidas pero todavía son más las incógnitas que las certezas sobre el plan de Massa quien apenas acaba de confirmar su equipo y que cuenta con el respaldo del FMI.
Además, la inflación sigue descontrolada.
El país, que desde principios de julio de este año ha tenido tres ministros de Economía distintos, registró en julio su mayor inflación mensual en las últimas dos décadas: un 7,4%, una cifra mayor que la registrada por Venezuela (donde subieron un 5,3%, según el Observatorio Venezolano de Finanzas).
Aún más problemática es la situación política e institucional: el presidente, Alberto Fernández, ha perdido gran parte de su fortaleza en manos de la vicepresidenta y el nuevo superministro (Massa). Sobre la vicepresidenta Cristina Fernández pende la petición del fiscal Diego Luciani quien solicita por un caso de corrupción 12 años de prisión además del veto a perpetuidad para ejercer la función pública.
En Perú se ha cronificado la debilidad del presidente Pedro Castillo: se encuentra con escasos apoyos en el Congreso, rodeado de escándalos que alcanzan a su círculo más íntimo y numerosos procesos en su contra. Las posibilidades de agotar su mandato en 2026 son muy reducidas según muchos analistas: Castillo afronta seis investigaciones de la fiscalía por presunta corrupción.
-. La crisis en Centroamérica y el Caribe
Esta subregión está atravesando por el peor momento de su historia reciente, desde la transición a la democracia en los 80 y el fin de las guerras civiles en los 90.
A la dictadura cubana y el estado fallido haitiano, se une ahora un nuevo régimen plenamente dictatorial (Nicaragua), países donde el autoritarismo (El Salvador y en parte en Guatemala) y la polarización (Honduras y Costa Rica) ganan terreno mientras que Panamá vive una tregua tras la movilizaciones y protestas sociales de hace un mes.
-. El optimismo en el arranque de Petro en Colombia y la recuperación de Venezuela
Las buenas noticias proceden de Colombia donde el gobierno Petro luce fuerte (ha reunido un amplio y heterogéneo apoyo que va desde el centro a la izquierda) y sus planes de reforma no asustan, por ahora, a la clase alta y al empresariado que vive una luna de miel con el mandatario. La duda reside en saber cuánto durará esa coalición política que ha forjado Petro y si la puesta en marcha de las reformas no acabará rompiendo la luna de miel.
Venezuela, postrada en una profunda crisis económica, sigue dando señales de haber derrotado a la hiperinflación y de haber, incluso, recuperado la senda del crecimiento económico.
Los expertos prevén para este año un crecimiento de entre el 5 % y el 8 %, pero consideran que la mejora será irregular en los diferentes sectores y difícil de mantener en el tiempo. Por su parte, la inflación que superó el 4.000% en 2021 ha caído al 13,9%.
II-. COYUNTURA ECONÓMICA
En el terreno económico, si bien las tensiones inflacionarias y el bajo crecimiento siguen presentes, se han abierto algunas puertas para la esperanza: todo apunta a una reducción de la inflación internacional que redundaría en una bajada a escala local y la Cepal, por ejemplo, prevé mayor expansión para la región este año.
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) subió este mes su previsión de crecimiento en la región para 2022 del 1,8 % estimado en abril al 2,7 %, aunque alertó de que el escenario es «muy complejo». El organismo aseguró en un nuevo estudio que «la desaceleración económica se ha visto profundizada por los efectos de la guerra en Ucrania» y «las crecientes limitaciones que enfrenta la política macroeconómica interna para impulsar el crecimiento». A esto, agregó Cepal, «se suman las fuertes presiones inflacionarias, el bajo dinamismo de la creación de empleo, caídas de la inversión y crecientes demandas sociales».
Las economías de América Latina y el Caribe han seguido recuperándose con fuerza tras la pandemia, pero los vientos están cambiando: las condiciones financieras mundiales son cada vez más restrictivas y la tendencia alcista de los precios de las materias primas está revirtiéndose, al tiempo que persisten las presiones inflacionarias.
El FMI apunta que “la región enfrenta retos importantes, como el endurecimiento de las condiciones financieras mundiales, el descenso del crecimiento mundial, la inflación persistente y la agudización de las tensiones sociales en medio de una creciente inseguridad alimentaria y energética”.
El Fondo alerta de que la inflación, por su parte, se ha acelerado en toda la región, en medio de un repunte de la demanda interna, problemas persistentes en las cadenas de suministro y el encarecimiento de las materias primas. Los bancos centrales han endurecido la política monetaria para contener controlar la subida de precios. Exista el temor a que la inflación podría resultar persistente debido a la combinación de shocks y a las presiones sobre precios cada vez más generalizadas.
Atención especial merece México que combina un débil crecimiento con una creciente inflación: creció solo un 1% en el segundo trimestre del año. Este incremento modesto se da en medio de un panorama económico complicado.México no logrará recuperar sus niveles de actividad anteriores a la pandemia hasta 2023. Es decir, le habrá llevado dos años reponerse del desplome del 8,2% en el PIB que encajó en 2020, la peor caída desde los años 30. El riesgo más grande que enfrenta México y que comparte con las otras economías más grandes de la región (Brasil, Argentina, Chile, Colombia y Perú) es la urgente consolidación fiscal. Pero al ir bajando el crecimiento potencial, se erosionen las anclas fiscales.