Las minas antipersonales en Ucrania
Tras la invasión rusa a Ucrania el 24 de febrero de 2022, volvieron viejas y peligrosas prácticas de la guerra con la tecnología del siglo XXI. Rusia ha instalado una nueva arma inteligente en territorio ucraniano, se trata de las minas POM-3 que valen 2 euros producirlas (8.500 pesos colombianos) y que se caracterizan por detonarse remotamente sin necesidad de pisarse. Según varias organizaciones internacionales como Human Right Watch y hándicap Internacional han advertido sobre su funcionamiento: son armas que están diseñadas para explotar a la altura de la entrepierna, el cuello y los ojos. La mina es capaz de diferenciar un animal de un ser humano y detecta su morfología, calor corporal y altura, con esto lanza un pequeño artefacto explosivo que se detona en el aire, produciendo esquirlas letales en un rango de 16 metros. Estas minas han sido sembradas tanto manualmente por soldados rusos como por lanzacohetes desde espacio ruso y se estima que estén dentro de un rango de 80 mil kilómetros cuadrados.
El objetivo de emplear estas armas es dañar al ejército ucraniano tanto física como moralmente, así como evitar avanzadas rápidas de tropas por tierra generando temor sobre la inteligencia de las armas. Una estrategia para evitar las incursiones ucranianas en las retomas de Donbás y Lugansk. Así, por más de que termine el conflicto y la guerra, los enclaves de las minas perdurarán y la narrativa de la guerra se prolongará. Mientras producir una mina inteligente vale 2 euros, desminar 1000 y mientras un día de combates en suelo ucraniano equivalen a 30 de desminado, las proyecciones de Meri Akopyan (viceministra del interior en Ucrania) es que para desminar el territorio por la invasión que lleva casi 4 meses se irían entre 5 y 7 años.
Colombia y el desminado humanitario
La larga historia de conflicto armado ha curtido de herramientas y conocimiento a las Fuerzas Militares colombianas para tareas de desminado humanitario. Un conflicto que permitió los más atroces crímenes, entre ellos el uso de artefactos explosivos capaces de degradar aún más la vida tanto de combatientes como de no combatientes. Colombia es el segundo país con mayor número de minas antipersonales del mundo después de Afganistán, le siguen Etiopía, Irak y Ucrania. En América Latina están El Salvador y la zona fronteriza entre Chile y Perú, en Europa Chipre, Bosnia y Herzegovina, en Asia se encuentran Siria, Yemen, Líbano y Camboya, en África están Angola, Ruanda, Somalia, Uganda, Costa de Marfil, Sudán del Sur y República Democrática del Congo. En otras palabras, podría advertirse que existe un mundo minado de enclaves de la guerra y los conflictos armados.
Con la firma de la Convención de Ottawa de 1997 y su posterior entrada en vigor en 1999, se configura un régimen internacional que permite, entre otras, que un Estado firmante del tratado, pueda tanto solicitar como proveer asistencia para desminar el territorio. En ese sentido, Colombia adquirió un compromiso interno en el que, a partir de 2004, comenzaron las primaras operaciones de desminado humanitario en 35 bases militares en las inmediaciones de Bogotá y otras en 19 departamentos. Aquel proceso en medio de la violencia y el conflicto en el país ha arrojado una serie de resultados que llaman la atención y que poco se cubre en los medios.
Para empezar, se diseñó el Plan Estratégico 2020-2025 «Hacia una Colombia libre de sospecha de minas antipersonal para todos los colombianos», con un objetivo preciso, dejar a Colombia libre de minas antipersonales independientemente del actor armado, legal o ilegal, en todo el territorio, un compromiso adquirido en Ottawa. Con base en lo anterior, uno de los resultados más importantes es que a 2022 hay 470 municipios declarados libres y sin sospecha de minas. En ese mismo sentido, hay en proceso 116 municipios en intervención, aproximadamente 11 millones de metros cuadrados liberados y alrededor de 8 mil artefactos destruidos.
Por otro lado, Colombia en los últimos 15 años ha exportado tanto conocimiento como personal logístico y operativo para desminar ciertas áreas complejas en diferentes países. Entre esos casos está Somalia que, por invitación de la Unión Europea dentro del marco de la Operación Atalanta, Bogotá sirvió de referente técnico y humanitario para encontrar y desactivar minas en las que el conocimiento estratégico alrededor de las complejidades de la guerra irregular del país africano, sirvieron como insumo para poder operar en el territorio. De hecho, Colombia pudo aprender también de otras experiencias y acomodar las estrategias para sus lógicas domésticas como de exportación en el tema, precisamente de Mozambique que, usando ratas certificadas como instrumento de detección, se declaró en 2015 un país libre de minas antipersonales.
Asistencia de Colombia a Ucrania
Mientras Colombia continúa con una tarea compleja, peligrosa, pero necesaria en su territorio, la experiencia se ha convertido en una fuente de referencia para otros países. El pasado 23 de mayo el ministro de defensa colombiano, Diego Molano, declaró ante medios de comunicación que el ejército capacitará a soldados ucranianos en desminado humanitario. La Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en la que Colombia es socio global desde 2018, ha solicitado la asistencia de Bogotá a Kiev. La capacitación de Colombia se ofrecerá en el territorio de un país europeo miembro de la OTAN con un personal de alrededor de 11 oficiales colombianos. Si bien lo que Bogotá podría ofrecer a Ucrania es técnica, rastreo, doctrina y tácticas de desminado, Colombia no tiene experiencia en minas antipersonales inteligentes. Esto podría poner en aprietos el desmantelamiento de los explosivos y generar dilaciones en tiempo mientras se conoce la naturaleza de las POM-3 para encontrar sus puntos débiles. Para cumplir con el cometido y teniendo en cuenta que la tecnología rusa pone en aprietos a la misión de asistencia técnica colombiana, el empleo de ratas certificadas puede acortar el tiempo en la detección de las POM-3. De hecho, según la experiencia recogida por Mozambique, un roedor entrenado puede recorrer y explorar en 20 minutos un área de 200 metros cuadrados y por su ligero peso, pisar una mina sin activarla.
Finalmente, la experiencia colombiana es un activo estratégico importante asistir a otras naciones en el desminado humanitario, pero habrá que tener en el centro de la discusión que las complejidades de la actual guerra en Ucrania llevarán a mayores tragedias humanitarias incluso con el fin de las hostilidades.
Referencias
https://revistas.uexternado.edu.co/index.php/opera/article/view/7529
https://revistaei.uchile.cl/index.php/REI/article/view/63723